altonivel
Regresar a la edición
Pantalla completa Compartir Accesibilidad Tamaño de texto
A- A+
Animaciones
Iniciar sesión
Opinión

Consultas van y vienen

Por: Agustín Llamas Mendoza Swipe

Continua en la historia

Swipe Desliza a la izquierda para continuar

El pasado 1 de agosto se llevó a cabo, por primera ocasión en nuestro sistema político, un ejercicio de democracia participativa. El resultado de tal evento fue un abstencionismo del 93%. Alrededor de 7 millones de ciudadanos de la lista nominal participaron y uno de cada 10 optó por el “NO” ante un cuestionamiento abigarrado e inentendible.

Diversos aspectos deberán revisarse para subsecuentes oportunidades de participación ciudadana. El más importante y fundamental es que la aplicación de la ley no se puede, por principio, someter a consulta; la redacción de la pregunta en cuestión es fundamental para no causar confusiones en el criterio del ciudadano, desincentivando la participación; y el aseguramiento de que la institución electoral cuente con todos los recursos necesarios para cumplir con lo que le mandata la Constitución.

Fuera de filias y fobias, hoy tenemos representación legal y legítima en los diversos poderes que conforman la república.

La democracia debe ser representativa y participativa. La representativa en nuestro país está lo suficientemente avanzada tanto en términos institucionales como en terminos de cultura ciudadana en el ejercicio de su responsabilidad electoral. Fuera de filias y fobias, hoy tenemos representación legal y legítima en los diversos poderes que conforman la república. En el caso de la democracia participativa, en agosto nos estrenamos con este primer ejercicio.

| Democracia participativa

Como sabemos, la democracia participativa es aquella en donde se tienen en cuenta la voz y el voto. Es una forma de democracia en la que hay mayor participación en la toma de las decisiones políticas, que la que les otorga tradicionalmente la democracia representativa. La democracia participativa permite una participación ciudadana mayor que en democracia representativa, pero también implica riesgos que, si no se toman en cuenta, podrían degradar la democracia sistémica.

Un perfil populista de quien ejerce un cargo de esa naturaleza busca constantemente “consultar” a la ciudadanía mediante encuestas truqueadas o preguntas placeras.

Cuando se elige a los gobernantes, se les elige por un plazo determinado y se les otorga, de origen, la legitimidad para ejercer ese cargo y tomar las decisiones que están asociadas por ley a su responsabilidad para lo que fueron electos. Un perfil populista de quien ejerce un cargo de esa naturaleza busca constantemente “consultar” a la ciudadanía mediante encuestas truqueadas o preguntas placeras sobre temas que no debieran ser consultados; como, por ejemplo, la inversión de una cervecera, la eliminación de un aeropuerto o la construcción de los segundos pisos. Ese tipo prácticas desde el poder no contribuyen a una mejor democracia ni a una mejor ciudadanía; simplemente degradan la misma democracia porque el incompetente funcionario esconde o pretende ocultar su responsabilidad sobre sus acciones, escondiéndose en las faldas de “la voluntad popular”.

| Revocación de mandato en la mira

En 2022, muy probablemente se llevará a cabo el segundo ejercicio de participación sobre la revocación de mandato del ejecutivo. Independientemente de la discusión sobre la retroactividad de la aplicación de la ley, que no es tema menor, el uso político que se está haciendo de esta oportunidad de participación, por parte del propio titular del ejecutivo, es preocupante. El interés desde el poder por esta iniciativa no es un gesto democrático, sino una oportunidad para renovar legitimidades mediante la polarización social y sustentar argumentos de extensión del mandato bajo la hipotética respuesta mayoritaria de que no se termine su mandato anticipadamente.

Consultas irán y vendrán, pero aquí la pregunta es para el ciudadano responsable y demócrata: ¿hasta qué punto está dispuesto a seguir haciéndole el juego al autoritarismo populista?

Y, por supuesto, que también es un tema mediático para mantener la opinión pública y publicada distraída frente a temas fundamentales, como el incremento de más de 4 millones de pobres de 2018 a 2020, la cantidad desbordada de homicidios dolosos, la gran inseguridad, las muertes por la pandemia, las crisis económica y de desempleo, por ejemplo.

Pero las consultas irán y vendrán, pero aquí la pregunta es para el ciudadano responsable y demócrata: ¿hasta qué punto está dispuesto a seguir haciéndole el juego al autoritarismo populista y que se vista y presente como promotor de una transformación, cuando existe suficiente evidencia para sostener que lo que promueve es la degradación de la democracia?… AN

Por Agustín Llamas Mendoza

@politicabierta

También en esta edición

Compartir