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Opinión

Liderazgo político

Por: Agustín Llamas Mendoza Swipe

Continua en la historia

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Este gobierno ha conseguido lo que se ha propuesto: mediocridad en todo. A la mitad del sexenio solo existen resultados negativos y la supuesta transformación no es otra cosa que una gran degradación de la política, de la economía, de la seguridad, de la salud.  

La ineptitud, la demagogia y el clientelismo desde el poder no solo han generado costos que tarde o temprano pagaremos, sino que será muy difícil y tardado corregir el rumbo en el mediano plazo. El grupo en el poder no solo ha cometido errores evidentes en políticas públicas, sino que ha pretendido borrar los avances de tantos años y ha pretendido vendernos que la historia apenas comienza. Sin duda, estamos viviendo una crisis de liderazgo y de gobernabilidad.

Este gobierno ha conseguido lo que se ha propuesto: mediocridad en todo.

Se suele creer que cuando un país tiene un sistema de partidos y procesos electorales medianamente institucionalizados y con procesos de transparencia y rendición de cuentas, así como un porcentaje relativamente aceptable de participación electoral, entonces en ese país existe democracia. Falso, no basta todo ello.

| Características de la democracia

Una de las características fundamentales de una democracia es que exista estado de derecho, cero impunidad, un sistema de justicia igualitario, y que la cultura social se base en el consenso; además de que existan procesos de rendición de cuentas y transparencia, y donde el sistema garantice efectivamente un modelo de pesos y contrapesos en todos los órdenes y, por supuesto, liderazgo político y gobernabilidad. 

La mayor cantidad de homicidios dolosos en los primeros tres años de gobierno, frente a cualquier otro sexenio, solo es una muestra lamentable de la impunidad generalizada y la ingobernabilidad que hoy sufrimos. Una democracia no se puede consolidar si desde quien dice gobernar, hasta el último de los actores sociales que le aplauden, gozan de privilegios y prebendas y sus prácticas cotidianas son el tráfico de influencias.

Suponer que puede existir gobernabilidad sin el concurso ciudadano o del sector económico es ingenuo y hasta poco inteligente.

La gobernabilidad en nuestro sistema se construye a partir de la corresponsabilidad de todos los actores. Suponer que puede existir gobernabilidad sin el concurso ciudadano o del sector económico es ingenuo y hasta poco inteligente. La gobernabilidad se construye cuando todos los sectores trabajan por objetivos comunes. La división y la desarticulación social y sectorial promovida desde el poder solo genera costos e ingobernabilidad.

| Cooperación, la clave

La democracia implica liderazgo político, apertura, transparencia, legalidad y responsabilidad económica, política y social, y participación ciudadana. En la construcción de un nuevo régimen para un nuevo país es fundamental la cooperación de todos y cada uno de nosotros; y, por ello, hoy más que nunca se requiere hacer un alto en el camino y reflexionar en torno al deber del ser ciudadano en este proceso, donde los que gobiernan fundamentalmente están empeñados en derrumbar lo poco o mucho que hayamos avanzado.

No solo hemos perdido competitividad, hemos perdido cientos de miles de vidas por la ineptitud, la demagogia y los caprichos autoritarios.

El liderazgo no es bueno ni malo. Solo existe un tipo de liderazgo: el de las virtudes humanas y sociales, el que está apegado a la ley, aquel que busca la generación de valor económico, político y social. Un liderazgo que no se compone de esos elementos no es liderazgo; es simplemente manipulación, demagogia, corrupción. Hoy, en nuestro sistema, los que teoricamente proponen la transformación han degradado nuestra democracia, precisamente por la ausencia de un verdadero liderazgo.

Nuestro sistema político es, hoy por hoy, una democracia inacabada; si queremos formar una democracia sólida, no podemos dejar que gobernantes irresponsables se aprovechen de las mínimas condiciones democráticas que hoy prevalecen para imponer, de manera unilateral, reglas del juego clientelares y conductas autoritarias, regresivas.  

En tres años de gobierno ya se ha hecho suficiente daño, no solo por las políticas erradas y tendenciosas, sino porque hemos perdido la oportunidad de unirnos y salir fortalecidos de la crisis provocada por la pandemia. No solo hemos perdido competitividad, hemos perdido cientos de miles de vidas por la ineptitud, la demagogia y los caprichos autoritarios. Con liderazgo y gobernabilidad tendremos la oportunidad de recuperar el rumbo. Solo tres años faltan para que termine el desperdicio de recursos de todo tipo y volvamos a intentar construir un país mejor. AN

Agustín Llamas Mendoza es analista político y social, profesor Decano de IPADE Business School y presidente de Fundación Compromiso y Transparencia México, A.C.

@politicabierta

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