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Reportaje

¿Los equipos de mujeres pueden trabajar sin conflicto?

La desigualdad económica en nuestro país se debe, en gran medida, a la falta de inclusión de las mujeres en la toma de decisiones y al hecho de querer seguir “escondiéndolas” del espacio público. Sin embargo, la construcción de alianzas solidarias entre mujeres –sororidad‒ es vital para que repunte la economía no solo de México, sino del mundo. Y sí: mujeres juntas pueden dar grandes resultados.

Por: María Isabel Pérez Swipe

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| Calladita te ves más bonita

Uno de los temas en auge fuera del círculo especializado de estudios de género es la sororidad. Tiene poco que la palabra entró al diccionario y explica un concepto cada vez más relevante dentro de las conversaciones sobre feminismo.

Debido a los prejuicios, se ha llegado a creer que los equipos conformados por mujeres son, por naturaleza, conflictivos y problemáticos. Por años se les ha enseñado a los hombres y a las mismas mujeres a desconfiar de estas. ¿Cómo les afecta esto a ellas en el campo del trabajo y los negocios? ¿Las mujeres pueden trabajar en equipo sin conflictos, ejerciendo la sororidad? ¿Se puede ser directiva y al mismo tiempo ser sorora?

Todos los días nos encontramos con representaciones de género ancladas en prejuicios. Estas representaciones operan en lo interno, pero también en el entorno externo de las personas. Aun cuando los hombres también están sujetos a estereotipos y violencia, históricamente son las mujeres las que viven y sufren los mayores impactos negativos culturales y sociales. De no hacer una reflexión en el tema, la sociedad continuará normalizando las prácticas de discriminación y violencia en contra de mujeres y niñas.

Es común escuchar frases como: “Calladita te ves más bonita”, “La que no enseña no vende”, “Ese trabajo es de hombres”, “Vieja el último”, “Corres como vieja”, “No seas nena”… . Si bien los estereotipos de género perjudican particularmente a las mujeres, también impactan de manera negativa a los varones; pero este tipo de frases buscan ejercer presión en las mujeres, usando la figura femenina como sinónimo de debilidad o incluso de ofensa.


| ¿Qué es sororidad?

En el contexto feminista se incluye el término “sororidad” para hacer énfasis en la construcción de alianzas solidarias entre mujeres. Las mujeres pueden trabajar en equipos de alto rendimiento y obtener excelentes resultados. Parece increíble que se tenga que enfatizar, pero es un hecho del que aún muchas personas dudan.

Recordemos que el feminismo se centra en la autodeterminación, libertad e igualdad de todos los seres humanos, en el espacio público tanto como en la vida personal.

Se generaliza la palabra “sororidad” hace 30 años, cuando la empieza a emplear la investigadora feminista mexicana Marcela Lagarde. Ella dice que la sororidad es un pacto político entre mujeres. También la define como la amistad entre mujeres diferentes, impares. Cómplices que se proponen trabajar, crear y convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo para vivir la vida con un sentido profundamente libertario.

En mi opinión y experiencia personal, la sororidad plantea un acto inteligente y consciente sobre admirarse unas a otras y tener la madurez suficiente para llegar a críticas constructivas que revistan el poder de las mujeres en su entorno.

Más allá de amistad, sororidad se refiere a la solidaridad entre mujeres. “La cosa no es ‘cómo nos queremos’; la clave está en que nos respetemos”, escribió la antropóloga Marcela Lagarde en un artículo para el portal “Mujeres en red”. “La sororidad es un pacto político de género entre mujeres que se reconocen como interlocutoras. No hay jerarquía, sino un reconocimiento de la autoridad de cada una”, escribe Lagarde.

En 2016, la Real Academia Española (RAE) acoge este término. Después, la Fundación del Español Urgente emite una recomendación lingüística sobre el uso del término y observa que sigue el mismo patrón lingüístico que fraternidad, pero en vez de la raíz latina frater (hermano), usa la voz ‒también latina‒ soror (hermana), que es la misma que se usa para referirse a las mujeres que pertenecen a una comunidad religiosa, como sor Juana.


| “Mujeres juntas, solo difuntas”

En el trabajo, son diversas las formas en que las mujeres se ven afectadas, debido a prejuicios sexistas. Por ejemplo, la asignación salarial, que no favorece a las mujeres, ya que se les paga menos por hacer exactamente las mismas actividades –y a veces más– que sus compañeros hombres, por el simple hecho de ser mujeres.

Otro ejemplo es la elección de candidaturas para puestos directivos. Se favorece a los hombres porque se les considera “más aptos” para el mundo de los negocios y la toma de decisiones; de ahí la brecha en los puestos directivos reflejados en distintas fuentes.

Sin embargo, esto no es manipulado exclusivamente por los hombres. También hay grupos de mujeres machistas que, en su inconsciente colectivo, consideran que una mujer que va en ascenso constante no debe su éxito a sus logros profesionales, sino a su audaz coqueteo con el jefe. Frases entre mujeres, como: “Trae el colchón pegado en la espalda” son ejemplo de la agresividad verbal y actitudinal con la que una mujer directiva puede llegar a enfrentarse.

Los estereotipos han creado mala fama hacia los equipos conformados por mujeres. Un dicho popular mexicano dice que “mujeres juntas, solo difuntas”, haciendo suponer que cuando un grupo de mujeres se reúne, dan lugar a un desastre. “Mejor muertas que vivitas”, dicen muchos. ¿Será por eso que el índice de feminicidios ha ido en aumento? De acuerdo con el INEGI, 10 mujeres son asesinadas diariamente en México. Aunque este trágico fenómeno social no tiene que ver con esta frase, podemos observar cómo se ha naturalizado el hecho de que todo lo que tiene que ver con mujeres es un problema. El campo laboral no es la excepción.


| ¿Por qué es necesaria la sororidad?

Debido al condicionamiento sociocultural en el que están inmersas, algunas mujeres no tienen claro que están cayendo en prácticas sexistas en contra de su propio género. La cultura sexista patriarcal ha condicionado a las mujeres a competir entre ellas. Se les ha enseñado a verse como rivales peleando por un hombre (ya sea pareja, padre o jefe), como si todo girara en torno al sexo masculino. Se les ha inculcado que deben competir contra la suegra, las cuñadas, las hermanas, las madres… las otras mujeres.

Recuerdo el caso de una mujer directiva que le dijo a una de sus colaboradoras, cuando le pidió autorización para salir por su hija al kínder porque tenía temperatura: “Pues mira, mujer, yo tengo dos hijos y nunca me he salido del trabajo por ellos, aun cuando tuvieran varicela; así que no tienes autorización de irte. Si te vas, se te descontará el día. Piensa que hay miles que desearían tener tu puesto”.

Afortunadamente, todas estas estas actitudes y comportamientos pueden ser modificados, deconstruidos y vueltos a construir en términos de igualdad y respeto. Para ello es útil la sororidad.

Debemos hacer una reflexión de que las mujeres hemos sido muy severas unas con otras. Por ello, se ha llegado a pensar que es muy difícil liderar grupos de mujeres. Dentro del limitado mundo del patriarcado se pintó a las mujeres como verdaderas “fieras en conflicto”, incapaces de lograr resultados laborales, mucho menos en negocios.

Cuando existe la sororidad, se puede llegar a grandes resultados que favorecen no solo a las mujeres, al liberarlas de actos opresivos y degradantes; también favorece a todas las personas que construyen una sociedad democrática.


| Pactos feministas con sororidad

Un pacto feminista con enfoque de sororidad es aliarse entre mujeres para luchar juntas en contra de algo que las oprime. Ejemplo de ello son las alianzas de mujeres que contribuyen con una sociedad más igualitaria, como el movimiento social, sin precedentes, a favor de las mujeres: #MeToo (Yo también). El movimiento #MeToo recorrió el globo mediática y socialmente.

Cuando aplicas sororidad y eres mujer líder, utilizas la sensibilidad para ponerte en el lugar de la otra persona; en el lugar de la mujer o mujeres que forman parte de tu equipo. Asumes tu liderazgo y puedes generar, junto con ellas, mejores estrategias para desarrollar un ambiente de trabajo en el que prevalezca el reconocimiento por el logro de otras mujeres, la comunicación asertiva y el trabajo en equipo. Puedes fomentar el liderazgo colaborativo, cuando sea posible. Puedes crear proyectos de responsabilidad social que contribuyan al cierre de brechas de género que afectan directamente a las mujeres en el trabajo, o bien puedes crear redes para empoderar a las mujeres en cargos de mayor jerarquía.

La sororidad es un acto de conciencia que las mujeres toman de la opresión para acabar con la estructura patriarcal que las suprime. Es de vital importancia que exista sororidad para emprender más negocios en México. La desigualdad económica en nuestro país se debe, en gran medida, a la falta de inclusión de las mujeres en espacios de toma de decisiones y al hecho de querer seguir “escondiéndolas” del espacio público, como el mundo del trabajo, los negocios y la política.

El papel que desempeñamos las mujeres en las organizaciones y las iniciativas lideradas por mujeres son cruciales para que repunte la economía no solo de México, sino del mundo. El 50% de la población está siendo excluida de muchas de las actividades y, como mujeres, tenemos el deber y la responsabilidad de apoyar el liderazgo femenino de manera integral y gradual, aunque hemos de aplicar velocidad en este pacto. Es urgente. Como mujeres líderes, tenemos la gran responsabilidad de inspirar a otras mujeres y a las niñas para que mañana puedan disfrutar de un espacio igualitario y seguro. AN

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