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Opinión

Un escenario geopolítico riesgoso

Por: Laura Iturbide Galindo Swipe

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Después de la recuperación de la economía global en 2021, la tendencia de crecimiento se irá moderando y así la economía mundial se espera aumente en 4.1% el año que entra, frente a un pronóstico de 5.9% en este.

La afectación abrupta de oferta y demanda en una pandemia que no acaba de terminar ha dejado muchas secuelas, tales como: disrupciones en la cadena de suministro, que han derivado en la escasez de chips; precios de la energía más altos; ambiente monetario ultralaxo. Estos factores se han combinado con la gradual recuperación, que ha implicado un aumento inflacionario.

La afectación abrupta de oferta y demanda en una pandemia que no acaba de terminar ha dejado muchas secuelas, tales como: disrupciones en la cadena de suministro, que han derivado en la escasez de chip

Y aunque las presiones inflacionarias sean transitorias, la coyuntura es complicada. La vacunación ha estimulado la demanda y los mayores costos han afectado la producción. Asimismo, existe una serie de factores internacionales que hacen que se vislumbre un futuro riesgoso.

| Futuro riesgoso

The Economist Unit ha identificado varios elementos que podrían descarrilar la recuperación y entre los más importantes se encuentran:

Tensiones crecientes entre Estados Unidos y China. La administración de Biden ha instado a varios países a que presionen a la nación asiática en las áreas comerciales, financieras, de inversión y tecnológicas. Esto no solo podría dividir a terceros países, sino también llevar a que se impongan sanciones. Esta bifurcación pudiera llevar a las empresas al uso de cadenas de suministro diferentes con estándares tecnológicos diversos, el retraso en la implementación de redes de telecomunicación 5G, y las penalidades contra China podrían derivar en consecuencias en materia financiera y de inversión.

La administración de Biden ha instado a varios países a que presionen a China en las áreas comerciales, financieras, de inversión y tecnológicas. Esto no solo podría dividir a terceros países, sino también llevar a que se impongan sanciones.

Surgimiento de nuevas variantes de COVID-19. Estas podrían mostrarse resistentes a las vacunas existentes. Detrás de la recuperación económica está la superación de la crisis sanitaria y la aparición de cepas más contagiosas, como ha sido la Delta y la Mu, que pueden seguir provocando un aumento en el número de decesos, además de que muchas personas asintomáticas seguirían contagiando. Esto podría conllevar a una carrera por mejorar la eficacia de vacunación, carrera que sería de incierta duración.

| Presiones inflacionaras

Restricciones financieras globales. Esas restricciones podrían retrasar la recuperación de los mercados emergentes. Las presiones inflacionarias han hecho que muchas naciones hayan tenido que restringir su política monetaria, como Brasil, México, Ucrania, Rusia, entre otras. Esta situación de una elevación de las tasas de interés ha implicado un mayor servicio de la deuda y ha puesto presión para una mayor consolidación fiscal procíclica. Además, si los rendimientos aumentan también en Estados Unidos, habrá una mayor fuga de capitales. El riesgo será mayor para países como Brasil y Turquía, en los que el endeudamiento internacional es alto, desencadenando posiblemente una crisis cambiaria y de deuda.

Las restricciones financieras globales podrían retrasar la recuperación de los mercados emergentes.

Malestar social generalizado. Dados los efectos negativos que tuvo la pandemia en los ingresos y en la calidad de vida en la mayoría de los países, no se descartan levantamientos sociales, aun en países de Occidente y en algunos autoritarios hasta ahora estables. Naciones muy inestables políticamente han sido de las más afectadas por el COVID-19. Así, regiones de África, Medio Oriente y América Latina son particularmente riesgosas. Su inestabilidad podría llevar a un colapso gubernamental; menor atracción de inversionistas o fugas masivas de capital. En el mediano plazo, esto podría provocar una aversión del inversionista al riesgo, frenando su recuperación económica.

Cualquiera de estos escenarios llevaría a un panorama global pospandémico diferente y afectaría las operaciones empresariales en el mundo. Sin duda, la perspectiva es de incertidumbre y volatilidad.

Laura Iturbide Galindo es Coordinadora de la Maestría en Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México, campus Norte, y directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac. AN

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