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PIONEROS DEL TÉ DE TAPIOCA: CASSAVA ROOTS

Hace 14 años Patricio y Daniela Lombardo introdujeron el concepto de bubble tea al país y creó la marca Cassava Roots. Hoy cuenta con 68 sucursales en México y Estados Unidos y ofrece una oportunidad de negocio.

Por: Marisol García Fuentes Swipe

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Tras terminar la universidad, Patricio Lombardo y su hermana Daniela comenzaron a trabajar en transnacionales. En 2002, durante una visita al barrio chino de San Francisco, California, conocieron los bubble teas, bebidas aromáticas originarias de Taiwán, generalmente dulces que contienen bolitas de tapioca y que eran muy populares entre los consumidores asiáticos.

Al inicio ni los mismos taiwaneses, con quienes se fueron a capacitar, confiaron en ellos. “Nos dijeron que el producto no iba para funcionar para los occidentales porque ellos ya habían intentado en Estados Unidos”, recuerda. Sin embargo, luego de 14 años, Cassava Roots, la marca que fundaron, cuenta con 68 sucursales, 30 propias y 38 bajo el modelo de franquicias con la que ofrecen una oportunidad de negocio para nuevos emprendedores.


Crear una experiencia

En el 2002 estaba posicionándose Starbucks en México, “nosotros queríamos hacer una cafetería totalmente disruptiva”, insiste Patricio. Todo fue muy orgánico en un inicio. “El logo lo hice en paint con los tres colores (negro, blanco y rojo) de mi banda de rock favorita de ese entonces: The White Stripes. El árbol representa la raíz de donde sale la tapioca y de ahí el nombre Cassava Roots”, explica el emprendedor.

También se prestó especial atención al diseño, que estuvo influenciado por su gusto de grafiti, el rock y el arte urbano. “Me dije quiero una tienda de té en la que yo me sienta a gusto, sentirme original y realmente diferente, donde pueda conocer a gente creativa… de ahí surgió el Rockster, un rockero hipster, nuestro cliente”. Se refiere a alguien que decide ser como es, sin miedo a los prejuicios.

La primera unidad de Cassava Roots abrió en Interlomas, EdoMéx, en 2008.

 


Construir un storytelling

En sus inicios, la gente creía que ya existía un Cassava Roots. Y es que los emprendedores se dieron a la tarea de construir un storytelling detrás de la marca. “El dueño de Cassava se llama Ichiro Kokoro, que no existe, pero en la servilleta decía que en 1700 encontró las raíces, las cocinó y después hizo una bebida y que se la dio a los samuráis, a los ninjas, a los luchadores de zumos y a las geishas. Entonces empezó a salir una historia mítica. De ahí también nace nuestro menú”, cuenta Patricio.

Era tal la aceptación, que la gente decía que había ido a la unidad de Japón, cuando el concepto nació en México. La construcción de ese storytelling los ayudó a consolidar la marca y crecer. De ahí comenzó el interés por replicar el negocio y hacerlo a través del modelo de franquicias, que se desarrolló con el despacho Gallástegui Armella Franquicias.

La segunda sucursal abrió en la Anáhuac del Norte en la Ciudad de México, porque para convertirse en franquicia la recomendación era tener dos sucursales operando y por lo menos un año de operaciones. “Nosotros teníamos solo seis meses de operación”, reconoce el entrevistado.


Replicar el éxito

Ya con la segunda unidad operando se empezaron a vender las franquicias. De 2008 a 2010 se abrieron seis tiendas y se capitalizaron para seguir la expansión. “Aprendimos a negociar en la marcha”, reconoce Patricio. “A quien le vendes la primer franquicia te dice que por qué te va a pagar una regalía, si le estás vendiendo una marca nueva. Creo la vendimos en 50,000 pesos”.

El crecimiento es también algo difícil, explica el emprendedor. Sobre todo, con la gente, explica. “Atendía las órdenes de compra de las cinco tiendas y las entregaba también. Me compré una camionetita y las entregaba, pero después te preguntas, ¿quién paga los impuestos?, necesitamos un contador, después alguien que ayudara a la logística, entre otros”.


Contraerse para ser más fuertes

La creación de Cassava Roots implicó una inversión de unos 600,000 pesos, incluida la inversión en la tienda, acondicionamiento y viaje de capacitación a Taiwán. Todo era producto de sus ahorros. El crecimiento ha sido orgánico, pero en este proceso tuvieron que tomar decisiones importantes, como cerrar unidades. “El control de las franquicias es complejo”, advierte.

Antes de la pandemia los fundadores decidieron cerrar unas 10 unidades porque algunos franquiciatarios no seguían los lineamientos de marca o la adquirían y dejaban de operarla directamente.

Una franquicia rentable implica una buena operación con controles de calidad, capacitación constante y si te sales del territorio donde está tu corporativo debes contar con auditores que garanticen la estandarización y buena operatividad. “Ahora contamos con un modelo de franquicia que te permite invertir en una tienda y nosotros te la operamos, pero en ese entonces no teníamos esa capacidad”, dice el creador de Cassava Roots.


La bubble tea mexicana de clase mundial

Actualmente Cassava Roots suma 68 sucursales, 30 propias y el resto son de 12 franquiciatarios que tienen varias unidades cada uno. “Una vez manejan una tienda el negocio se vuelve rentable y abren la segunda o tercera”, explica el fundador.

La inversión para una franquicia es entre 1 y 1.5 millones de pesos, más la cuota de franquicia que es de 350,000 pesos. “En México todavía tenemos mucho mercado que explorar, por ejemplo, en el sur de la CDMX y en el sureste del país y al norte, en estados como Monterrey”, dice el franquiciante.

La visión de Patricio es que Cassava Roots se convierta en la primera tienda mexicana de bubble tea a nivel internacional. En Estados Unidos la marca tiene presencia desde 2019 y viene un ambicioso plan de expansión para McAllen y San Diego. En mayo pasado viajaron a España para hacer el acta constitutiva de la empresa, el testeo y configuración de las tiendas con mira a su crecimiento en Europa.

 

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