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Opinión

Crea equipos motivados y de alto desempeño

Propiciar el desarrollo y el bienestar del personal es una estrategia clave que transforma a las organizaciones.

Por: Laura Carrero Swipe

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El liderazgo puede ser una habilidad innata, aunque también es posible aprenderlo. Se requiere práctica para adquirirlo y desarrollarlo. A veces, en el ambiente corporativo, se piensa que solamente los puestos de alta jerarquía son quienes tienen la posibilidad de actuar como líderes, cuando no necesariamente es así.

Es verdad que, en las compañías, los directivos tienen la función y responsabilidad de conducir a los demás y de trazar los objetivos; sin embargo, ser líder va más allá de la toma de decisiones.


El liderazgo trasciende la vida laboral, no está sujeto a un horario, se es o no líder en cualquier circunstancia o momento, es la actitud con la que afrontamos cada día.

Los estudiosos lo han definido, de manera general, como la acción y capacidad de dirigir e inspirar a otros; lo que es aplicable en el campo deportivo, social, comunitario y, por supuesto, laboral.

Aplicado al mundo empresarial, el liderazgo es, sin duda, una de las cualidades de un emprendedor o, al menos, debería serla.

Tal vez no se conciben a sí mismos de esta forma, pero sacar a flote un emprendimiento, convencer a inversionistas, preservar ante las adversidades y resolver conflictos cuando se presentan, son habilidades propias del liderazgo y, en ocasiones, gracias a ello una compañía puede sobrevivir por encima de otras circunstancias.


La historia de la industria farmacéutica, en donde me he desarrollado, es un ejemplo de constancia, pasión por el trabajo, confianza en sí mismo y flexibilidad ante el cambio; todos, elementos presentes en un líder.

En nuestro caso, solo por citar un ejemplo, Edward Robinson Squibb, fundador de la compañía, siguió operando durante el periodo de la guerra civil de Estados Unidos, cimentando desde entonces las bases para la innovación y el sentido de ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida.

 


Las historias de éxito de las empresas están marcadas por el trabajo en equipo, la colaboración de todos los que formamos parte de ellas y otros aliados.

Como compañía global, hemos aprendido que, para crecer y alcanzar los objetivos planteados, es necesario, además de una dirección eficaz, fomentar el desarrollo profesional y personal de nuestros colaboradores.

Rodearnos de las mentes más creativas e innovadoras no ocurre de la noche a la mañana, pero invertir en nuestra gente es sumamente redituable.


Aquellas organizaciones que primen cuidar hoy a sus líderes, apoyándolos a desarrollar de forma acelerada las capacidades clave para liderar la disrupción, estarán dando señales de continuidad y resiliencia.

Fuente: Liderazgo resiliente en tiempos de crisis. Deloitte Consulting.

Celebra la diversidad

Propiciar el desarrollo y el bienestar del personal es una estrategia clave que transforma a las organizaciones. Crear programas de capacitación para crecer al talento de hombres y mujeres por igual, sin distinción de ningún tipo, propicia un sentido de pertenencia más sólido y el personal cambia su percepción de la compañía, lo cual impacta positivamente en su desempeño.

Promover ambientes laborales donde la inclusión y diversidad son bienvenidas, es una estrategia para fortalecer al personal y, en consecuencia, a la organización. Cuando la diversidad se celebra, y la inclusión es intencional, los beneficios son para todos.


La mejor inversión

De entre los muchos beneficios que las organizaciones obtienen al invertir en su personal están los siguientes:

  • Se crea un vínculo más sólido con la organización. No se trata solamente de ponerse la camiseta, sino entender y asumir un rol más activo y participativo en las actividades diarias y responsabilidades.
  • Se genera un ambiente de confianza, en donde ser propositivo resulta más sencillo, aportando visiones distintas que pueden ser de gran beneficio para la compañía.
  • Fomentar la capacitación del personal tiene como consecuencia la profesionalización de la empresa.
  • Mejora la motivación y el bienestar del personal.
  • Mejora en el desempeño.
  • Mayor disposición para trabajar en equipo

Sabemos de la importancia que las micro, pequeñas y medianas empresas tienen para el país y de los retos que enfrentan; y el hecho de invertir tiempo y recursos capacitando al personal es una estrategia inteligente y benéfica para las organizaciones. Las empresas líderes son aquellas que apuestan por su talento, que han entendido que su mayor fortaleza está en su gente.

Desde mi experiencia, colaborando en una compañía global, comprometida por generar líderes, puedo afirmar que, cuando brindamos herramientas para el crecimiento personal y profesional, la compañía se transforma, los objetivos se cumplen y el ambiente laboral se enriquece.

 

*Laura Carrero es directora de Recursos Humanos de Bristol Myers Squibb México, en donde ha liderado la estrategia del área para hacer de la compañía una empresa socialmente responsable e incluyente.

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