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Estrategias

EMPRESAS LUNARES

Cuidar los ciclos de tu empresa, te brindará equilibrio. Aquí cuatro consejos para que puedas lograrlo.

Por: Sofía Barrero Swipe

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Los emprendimientos del siglo XXI, para que sean verdaderamente exitosos en el amplio sentido de la palabra, demandan una triple alineación entre las necesidades internas del que emprende, las demandas externas del mundo que requiere sus servicios o productos y el respeto a la Naturaleza que asegura nuestras fuentes de ingreso…especialmente si se trata de proyectos empresariales femeninos. ¿Cómo se logra? Conociendo los ciclos del emprendimiento, igual a los ciclos de la luna.

Consideremos que el nombre del juego ya no es solamente trabajar por dinero, sino también disfrutar de nuestro tiempo y de una vida equilibrada, cíclica. En tiempos VUCA (volátil, incierto, complejo, ambiguo) como los que nos está tocando vivir, necesitamos regresar a lo básico: entonarnos con la ciclicidad interna y la de nuestro emprendimiento, comparable metafóricamente con las cuatro fases de la luna, como explicaremos más adelante.


Entonces, pensar en “una empresa lunar”, no es lo mismo que en una empresa lunática o fuera de este mundo, sino en una que se mantenga equilibrada; que nos permita ganar dinero, sentirnos sustentadas, tener tiempo, y disfrutar de un merecido descanso (lo que toda persona en la actualidad desea para conservar la salud física y financiera, frente a los retos del entorno).

Una mujer que se atreve a emprender en la actualidad –más que nunca– requiere conexión y balance, para ser ella misma y no víctima del estrés negativo en todas las áreas de su vida que trae el desarrollo de un proyecto. La pregunta es ¿Cómo?

Este artículo te guiará para que identifiques los beneficios de entonar con la ciclicidad emprendedora y por supuesto ¡poner manos a la obra! ¿El principal objetivo? Vivir sin estrés.


Adriana, amiga mía, es emprendedora de corazón y tiene el sueño de vivir con tranquilidad y confianza de su pasión. Ella brinda servicios de arteterapia a niños y adolescentes desde hace muchos años. Es mompreneur y está decidida a crecer el proyecto que con tanto esfuerzo ha construido. Quiere aprender a trabajar sin la constante presión de sentir “que, si ella deja de hacerlo un día, no habrá ingresos”, y dar el siguiente paso de un emprendimiento: trabajar en balance.

Este artículo está dedicado a ella y a todas las mujeres que buscamos el equilibrio entre ser mamá, ser emprendedora y ser nosotras mismas, sin morir en el intento. Alguna vez escuché que las mujeres no podríamos ser buenas servidoras públicas o directivas porque no siempre estamos disponibles, ya sea por los cambios hormonales, por las demandas de la maternidad, de la familia, etc.

En pocas palabras por nuestra ciclicidad, “por ser lunares”.  Recordemos que arquetípicamente, en diferentes culturas, el funcionamiento de una mujer se simboliza como el de la luna (cíclica) y la del hombre, como el sol (lineal).


Características del lado derecho del cerebro como la creatividad, intuición, receptividad, emocional, introvertido, inclusión, cambiante, obscuridad, calma, mantener pausas, son cícilicas porque fluctúan, no siempre están visibles, se atribuyen a lo femenino.

Adjetivos como ser crítico, racional, estimulante, lineal, fuego, luminosidad, activo, competitivo, hemisferio izquierdo del cerebro, se atribuyen como masculinos. Pero es importante mencionar que estas características no pertenecen a un género en particular, aunque predominan, sobretodo por factores culturales, si somos mujeres u hombres.


El problema que se nos presenta a las mujeres emprendedoras es hacer negocios desde una visión lineal exclusivamente; es decir bajo el esquema de un paradigma empresarial de máxima productividad a cualquier costo (más masculino) donde todo el día estamos trabajando, donde la operatividad gana a la planeación; donde dedicamos mucho esfuerzo a la venta y poco tiempo al crecimiento sostenido. Y es justo “esta linealidad” la que nos está agotando, tanto a mujeres como a hombres, pues hemos perdido la noción de un ritmo empresarial sano.

El punto es que los humanos somos cíclicos y lineales en alternancia, pero las mujeres en particular hemos sobrepasado nuestros propios ciclos y los hemos llevado a empresas que nos agotan. Al recordar que también podemos regirnos por un desempeño lunar o cíclico, encontraremos respuestas al desequilibrio personal y laboral que estamos manifestando.


A continuación, compartiré mi experiencia como consultora sobre cómo sugiero distribuir el tiempo en ciclos. Te pido tomes nota del siguiente ejercicio. En una planner de una semana de trabajo, de lunes a viernes, clasifica las cuatro actividades básicas de un emprendimiento y divídelo por días. Te pongo el ejemplo de cómo lo está haciendo Adriana.

Equivalente a la luna nueva donde no hay luminosidad pues no vemos a la luna en el exterior. Según el calendario agrícola es tiempo de sembrar. Llevado al negocio de Adriana, es el momento cuando ella le dedica a pensar sobre el rumbo de su trabajo, cuando planea el siguiente mes o semana, ya sea el calendario de marketing, el contenido de valor de sus comunicaciones, o una nueva promoción de su servicio o producto.

Es una pausa para la reflexión y el análisis, que contribuye a planear antes de actuar. En pocas palabras, es la fase interna de tu emprendimiento dedicado a pensar en cómo mejorarlo. Sugiero le dediques un 20% de tu tiempo semanal. Planear estratégicamente es cumplir con la Ley de Pareto, donde invertimos 20% de nuestro tiempo, para un 80% de resultados.


Equivalente a la luna creciente. Es cuando Adriana se dedica a hacerse visible, a pagar anuncios en redes, a hacer una o dos citas diarias para prospectar.  Puede ser también, el momento indicado para contactar con clientes cautivos, trabajar en sus embudos de venta, de participar en un networking, de grabar un buen video con mucho contenido de valor que aumente su marca personal.

Es el tiempo de hacer que las cosas sucedan. De afinar tu estrategia on y off line.

Sugiero dedicarle un 40% del tiempo global que dedicas a tu emprendimiento diariamente. Recuerda que vender no es una actividad aislada, pues todo lo que haces contribuye a la venta, directa o indirectamente.


Corresponde metafóricamente a la luna llena. Momento en que Adriana está frente a sus clientes-pacientes, brindando su servicio de terapia. Esta es la fase que más nos demanda tiempo si es que no hemos desarrollado un sistema de trabajo humano y tecnológico, donde tenemos que estar presente sí o sí pues de otra manera no ingresamos dinero, y nos estresamos.

En el inicio de un emprendimiento nos lleva casi el 100% del tiempo, pero sugiero irlo disminuyendo hasta un 30% o 20% si logramos ingresos pasivos, un buen equipo que nos duplique y un sistema efectivo. La idea final de un negocio es que sea rentable, con libertad financiera y de disponibilidad de tiempo.


Es como la luna menguante de nuestro proyecto. Es el tiempo de seguimiento que Adriana debe darle a su cliente; de atender las necesidades fiscales, legales que se presentan y que debemos prevenir para brindarlo.

También es tiempo de capacitación, de una buen curso o aunque sea una hora de lectura o de escuchar un buen podcast, sobre cualquier área de tu negocio, antes de irte a dormir por ejemplo. Dedícale un 10% de tu tiempo.


¿Los beneficios?

Disponer de tiempo, descansar, vivir sin estrés ni multitasking, generar un sistema que te permita recibir ingresos sin estar presente todo el tiempo. Independientemente si eres hombre o mujer, cuidar los ciclos de tu empresa, te brindará equilibrio. La clave es cuidar el tiempo y eso sólo lo da el respetar los ciclos.

¡Ya no es tiempo de sólo estar en luna llena!

Te invito a encontrar la ciclicidad de tu empresa, para que la disfrutes más ¡Escríbeme!

[email protected]

*Sofía Barrero es fundadora de Introsphera, consultoría en comunicación y visibilidad.

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