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MÁS ALLÁ DE BITCOIN: ETHEREUM

Se está construyendo un ecosistema sobre blockchain públicas que abre oportunidades de inversión novedosas y que tarde o temprano tendrán lugar en un portafolio diversificado con un manejo de riesgo adecuado.

Por: Gonzalo Carrasco Swipe

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Con una capitalización de mercado superior al trillón de dólares, los criptoactivos llegaron para quedarse. Hay mucho más allá de lo que se lee usualmente en los medios. Mientras que Bitcoin sigue acaparando la atención, se está construyendo un ecosistema que abre oportunidades de inversión novedosas y que tarde o temprano tendrán lugar en un portafolio diversificado con un manejo de riesgo adecuado.

Como referencia podemos observar lo que pasó con las Fibras, donde de una emisora que se limitaba a propiedades comerciales e industriales paso a un ecosistema completo que incluye hipotecas, escuelas y hoteles. Sucedió lo mismo con las fintech que comenzaron procesando pagos de una manera más eficiente y a la fecha han creado nuevos modelos de negocio.


Algo similar ha pasado con las criptomonedas en donde el Bitcoin, con una capitalización de mercado que ha superado 1.13 trillones de dólares ha acaparado la atención. Mientras que al mismo tiempo se continúa desarrollando un ecosistema que promete cambiar radicalmente más de un sector de la economía. Uno de ellos es Ethereum y otras Blockchain públicas que dotan de la infraestructura necesaria a una serie de aplicaciones descentralizadas, que están creando servicios completamente nuevos.

Es importante destacar una descripción de los puntos básicos de la tecnología que ha hecho posible los criptoactivos: Blockchain. Esta tecnología permite ejecutar transacciones confiables entre personas sin la necesidad de un agente central. Por ejemplo, cuando una persona realiza una transferencia tradicional un banco tiene que verificar que cuenta con los recursos suficientes y que la cantidad transferida ha sido depositada en la cuenta del receptor.


Blockchain permite eliminar de la ecuación al agente central – en este caso el banco – y de todos modos garantiza la validez de la transacción. ¿Cómo lo hace? A través de la creación de un “libro de contabilidad distribuido” (conocido como Distributed Ledger) abierto a la participación de cualquiera que lo desee en donde múltiples actores independientes verifican que la transacción sea válida creando con este proceso un “bloque”. Este se añade al anterior, creando una “cadena de bloques”. Si un agente malicioso quisiera alterar un bloque (que contiene información de transacciones realizadas) necesitaría alterar todos los subsecuentes.

Adicionalmente, necesitaría convencer al 50%+1 de los verificadores para lograr el consenso del sistema y alterar la información. Hay distintos “protocolos de consenso” o maneras de validar transacciones. En la Blockchain de Bitcoin, los verificadores compiten resolviendo problemas criptográficos utilizando capacidad de cómputo. El primero en lograrlo recibe Bitcoins como recompensa. Debido a que el proceso de verificación puede tener a cientos de miles de participantes, conocidos como mineros, el sistema es prácticamente imposible de manipular.


Ethereum

Bitcoin es la primera aplicación pública de la tecnología Blockchain para la creación de una moneda digital. Existe una infinidad de usos de esta tecnología de Bitcoin, muchos de ellos con un potencial prometedor, una de ellas es Ethereum.

Ethereum es la Blockchain pública más relevante después de Bitcoin. Con una capitalización de mercado de 218,800 millones de dólares. Fue creado en 2013 por Vitalik Buterin y lo que hace distinto a Ethereum es que desde su creación fue estructurado como la infraestructura sobre la cuál funcionaría la nueva economía crypto o al menos aquella que requiera del uso de una Blockchain pública.


Sobre la EVM se pueden construir una serie de bienes y servicios digitales que en lugar de tener que desarrollar su propia Blockchain y esperar a que llegue a una masa crítica de adopción puede usar directamente como infraestructura la validez y el reconocimiento de Ethereum en el mercado y concentrarse en su propuesta de valor.

Una de las aplicaciones más prometedoras de esta tecnología para la economía real son los Smart Contracts. En lugar de acordar las condiciones en un contrato tradicional y acudir a tribunales o arbitrajes en caso de que una de las partes esté inconforme, un Smart Contract permite programar secuencias condicionales que se ejecutan automáticamente sin necesidad de un árbitro.

Otras aplicaciones incluyen plataformas para garantizar cadenas de suministros, rentar capacidad ociosa de cómputo, comprar y vender bienes raíces fraccionales o incluso plataformas que aspiran a competir con Uber y Airbnb. Muchas de estas compañías tienen la característica de ser invertibles por cualquiera, sin tener que pasar por una bolsa de valores. Cualquier pueda abrir una cuenta de criptomonedas (conocida como wallet) o incluso de forma directa e invertir Ether o Bitcoins en estas compañías que emiten “Tokens” (un instrumento análogo a acciones).


Con los elementos descritos hasta aquí, es posible hablar del caso de inversión a largo plazo en Ethereum. En la medida en la que se creen más compañías que utilicen dicha Blockchain pública para prestar bienes o servicios y que las existentes crezcan en adopción, el uso de Ethereum crecerá junto con la demanda de Ether.

En este sentido, podemos hablar de un “soporte fundamental” de Ethereum que se diferencia de Bitcoin, cuyo valor se limita a la especulación de sus inversionistas. Suponiendo que a largo plazo existan compañías basadas en Blockchain que alcancen el tamaño de las Big Techs actuales, una inversión en Ethereum podría ser equivalente a invertir en la infraestructura del Internet en la década de los noventa, sobre el cual se han construido monstruos como Amazon, Google o Facebook.

Gonzalo Carrasco, CFA es Director de Inversiones Alternativas en AGBC Global Investment Solutions.

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