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SUEÑOS EN TIERRA FÉRTIL

El nombre de Sheila Peralta parece indisoluble al de Malinalco, donde su espléndido entorno natural le ha inspirado grandes ideas.

Por: Ivett Rangel Swipe

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Un sueño de adolescencia dibujado en una servilleta es hoy una empresa con varias líneas de negocio que crece a paso firme bajo el resguardo de las montañas sagradas de Malinalco y a la que Sheila Peralta Zamora enfoca toda su energía: el complejo ecoturístico Malikualli.

Hace poco más de 12 años, Christian –su hermano tres años mayor– y ella buscaban cómo entretenerse en este ahora Pueblo Mágico del Estado de México.

“La verdad es que no había mucho que hacer, nuestra diversión de adolescentes era caminar por el cerro… Pero mi hermano, siempre con una visión de negocio que yo no alcanzaba a comprender, me decía que teníamos que organizar recorridos para que la gente nos pagara por enseñarles a caminar por nuestros senderos”, recuerda.


Con apoyo de la Fundación Comunitaria Malinalco desarrollaron su primer modelo de negocio: MaliAdventure, para el que compraron casas de campaña y equipo para hacer rappel, y se certificaron como guías para aprovechar las bondades del terreno que la abuela tenía junto a las montañas.

Solo que el sueño de Christian era aún más grande. En una servilleta dibujó entre árboles un proyecto con una tirolesa por aquí, cabañas por acá y una pista para despegar en parapente más allá.

De pronto, una tragedia detuvo todo: la muerte de Christian, con apenas 21 años. Todo se vino abajo, los planes y la estabilidad familiar.

“Ese ha sido uno de los golpes más duros que hemos tenido como familia”, dice Sheila con la voz entrecortada, “pero, al mismo tiempo, es lo que nos ha motivado para emprender”.


La pieza fundamental

En el proceso de duelo, sus padres, el doctor Rosendo Peralta y la maestra Elisa Zamora, decidieron vender todo el equipo de MaliAdventure y deshacerse de las pertenencias de Christian.

Sin embargo, la vida tenía otros planes. Su mamá encontró aquella servilleta entre la ropa y, casi como epifanía, decidió invertir en el sueño de su hijo y honrar así su memoria.

Para el primer aniversario luctuoso de Christian, hace más de una década, se inauguró el ahora complejo ecoturístico Malikualli.

“Mis padres se sumaron a nuestras ideas de emprendedores, pero ella fue fundamental para que surgiera todo. La servilleta se perdió, pero yo veo ese dibujo todos los días en Malikualli, es tal como él lo dibujó”, cuenta la empresaria de 31 años.

 


Pintando México con los pies

Para Sheila resultó más duro sobrellevar la pérdida de su hermano, por lo que prefirió alejarse de Malinalco. Se fue a la Ciudad de México a estudiar una licenciatura en Relaciones Internacionales en el TEC de Monterrey y luego, un MBA en Turismo y una maestría en Negocios Digitales por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

“Me sentía culpable de algún modo porque era un proyecto de los dos, y él ya no estaba. Me mantuve alejada de todos porque seguía enojada y, hasta la fecha, no sé cómo fue que regresé”, recuerda.

A la par de sus estudios pudo desarrollar su vocación artística. Ser bailarina folclórica la llevó a viajar por todo el mundo. “Empecé a bailar desde que tengo memoria”, dice. Estudió la universidad gracias a sus pies y una beca cultural al ser parte del representativo de folclor.

“Y ahí comprobé que el amor y la pasión por lo que haces te puede llevar por grandes caminos y que puedes hacer muchas cosas al mismo tiempo. Mi primer viaje al extranjero me llevó a Eslovaquia y quise conocer el mundo”, expresa.

Luego tuvo la oportunidad de ser parte del Ballet Folclórico del Estado de México, fue solista y primera bailarina en varias giras internacionales.


Al regresar a su tierra natal, Sheila se involucró por completo con Malikualli junto con sus padres, sin esperar una segunda tragedia.

“Mi mamá llevaba toda la administración del lugar, junto con las finanzas, cuando le entra un virus al cerebro. No nos daban posibilidades de que sobreviviera, pero lo hizo, solo que con una secuela: perdió su memoria a corto plazo. No sabe lo que está sucediendo.

“Fue otro duro golpe a la familia, pero no queríamos que nuestro proyecto se fuera por un tubo por cuestiones personales. Ella tampoco lo habría querido y decidimos seguir adelante”, comenta.

Su mamá ya no puede encargarse del complejo, pero ahí se le puede llegar a encontrar. Su padre aún recibe y atiende a los visitantes.


Descanso de un millón de estrellas

Sheila se ha encargado de que Malikualli esté en boca de todos, en especial desde hace dos meses cuando abrió una singular opción de hospedaje en medio del bosque: un domo geodésico enclavado en la montaña, exclusivo para dos personas con todas las comodidades de una elegante habitación.

Glamping Malikualli no es categoría cinco estrellas, sino de un millón de estrellas, que son las que acompañan el descanso de los visitantes cada noche.

El domo cuenta con una cama King Size, con baño en el interior y amenidades respetuosas del entorno natural.

Y está por inaugurar un segundo domo, el próximo 26 de febrero, pero esta vez para que las familias disfruten de un lugar al aire libre, lejos de las multitudes. Tendrá dos camas matrimoniales y terraza privada con columpios, mesa para juegos y asador.


Una Cupido por puro gusto

Para que la experiencia del glamping sea inolvidable está Punto Romántico, el otro emprendimiento de Sheila que creó hace casi cuatro años. Junto con su esposo, Eduardo Ramírez, se encarga de organizar experiencias inolvidables para parejas, familias o amigos con picnics diurnos y nocturnos en sitios inesperados, noches de cine en una cueva (ubicada dentro del terreno de Malikualli) o búsquedas de tesoros.

Sheila ha fungido de Cupido más de 300 veces y ha organizado más de 600 picnics con este negocio. La idea surgió porque su esposo le quería pedir matrimonio y no sabía cómo. Se le ocurrió hacer un picnic y presumirlo en redes sociales, ahí arrancó todo. Y la estrategia resultó positiva, tanto que es la forma en que dan a conocer su emprendimiento.

“Me encanta saber que somos un lugar de amor, que no tiene que ver solo con parejas, sino con amigos, familias y hasta mascotas. Las experiencias de Punto Romántico son para vivirlas con quien ames”, detalla sin esconder que es una romántica empedernida.


En pro de la comunidad

Aunque apenas puede creer lo que ha sucedido en la última década y se siente satisfecha con lo logrado en la empresa familiar, le surgió otra idea para apoyar a Malinalco.

Con De Tour en Tour lleva a los visitantes a conocer los talleres de productores y artesanos para que formen parte de la elaboración de un producto o una artesanía y comprendan el valor de su trabajo.

Se pueden recorrer lugares donde se producen dulces tradicionales o mezcales, o donde se pinta en vidrio, se hacen rebozos o se talla en madera. Se trata de un emprendimiento social, es decir que más del 60% de las ganancias van destinadas directamente a los productores y artesanos.

“La conozco desde niña (a Sheila) y siempre ha sido inquieta y audaz. Siempre anda buscando alianzas y conexiones para marcar pautas en el turismo”, opina René Martín, quien comparte su maestría sobre la madera con los viajeros que llegan a Malinalco a través de este emprendimiento.

“Con Sheila no hay fin para los proyectos, tienes que aprender a seguirle el ritmo y a entender su creatividad porque no para”, agrega Carlos Ovalles, chef del restaurante Mestizo, quien se encarga de proveer la comida para las experiencias de Punto Romántico y quien también muestra sus dotes en el bordado y la pintura con De Tour en Tour.


¿Cuándo dejaste de ser emprendedora?

Cuando comencé a necesitar mucha ayuda y a generar empleos. Me di cuenta que no podía hacerlo sola, que necesitaba sumar más y más talento.

Te dicen que cuando te constituyes legalmente, o sea cuando pagas impuestas, pero la verdad es cuando tocas la vida de tanta gente y que ellos adoptan tu sueño con el mismo cariño. Para mí ahí está el cambio de emprendedora a empresaria.

Con Sheila actualmente colaboran alrededor de 50 personas.


Digna de un premio

El Instituto Mexiquense del Emprendedor ha apoyado a Sheila con talleres y cursos, pero ahora la ha nominado, en la categoría de Impulso Económico, para la presea Estado de México, que se entregará en marzo próximo.

Para ella, la sola nominación le parece todo un mérito. “Lloré como por 10 horas seguidas, no me la creía. Que esté marcando la diferencia, que alguien pueda seguir mi ejemplo, para mí es más que suficiente”, asegura.

Sheila no busca lástima, sino ser fuente de inspiración. “Quiero que el mundo entero sepa que Malinalco existe, que dependemos del turismo para vivir y que estamos esperando con los brazos abiertos para recibirles”.


¡Misión cumplida, hermano!

Para los Peralta Zamora, Entrepreneur es parte de la familia desde hace décadas. Christian y Sheila crecieron leyéndola, y ella aún conserva una grabación donde su hermano, pocos meses antes de morir, le dice que algún día aparecerá en la revista. Él quería ser empresario, por lo que leía siempre cosas relacionadas con emprendimientos.

Sheila siente que ha cumplido la misión: “Que, a través de mí, él va a estar aquí es como un compromiso cumplido. Él es un emprendedor que ya voló alto, pero nuestro sueño sigue aquí y desde el cielo lo está mirando, siendo feliz”.

 

 

*Retratos 1 y 11 Sheila Peralta Zamora: Omar Reyes

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