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Naturaleza

Aventura y naturaleza en Loreto, Baja California Sur

Si algo enamora de Loreto son sus hermosos paisajes que contrastan entre el mar de Cortés, el desierto y la Sierra La Giganta. ¡Este viaje es sencillamente espectacular!

Por: Manuel Cerón Swipe

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La aventura comienza desde el aire:
apreciar el territorio desde el avión
y ver la península de Baja California Sur
es sorprendente.

| El clima y la conectividad

Loreto tiene un clima muy agradable, algunos hablan de que hay sol los 365 días del año.

Para llegar al Pueblo Mágico de Loreto, se vuela a La Paz y de ahí se hace el recorrido carretero de cinco horas aproximadamente.

 

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| El malecón

Al recorrer el malecón hay que disfrutar el murmullo del mar. Hay hospedaje para todos los bolsillos, pero ciertamente la oferta boutique es una gran opción para evitar conglomeraciones.

Pareciera que la naturaleza, la exuberante geografía y el cariño de la gente engendraron Loreto. El pueblo está unido por completo en torno al malecón, que marca el límite entre el Mar de Cortés y el territorio insular con su fauna marina que se asoma y se deja ver de vez en vez.

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En Loreto hay galerías de arte local,
donde se exhibe obra de pintores
y escultores de todos los países.

También es posible encontrar comida
de todo el mundo que se ofrece
en rincones particulares, desde
restaurantes elegantes en el centro,
hasta sitios curiosos que se van
perdiendo hacia las orillas del pueblo
sobre el malecón.

| Misión de San Javier

En el centro de una cuenca de entorno montañoso, se pasa del desierto a un oasis de palmeras para llegar a la Misión de San Javier.

En este entorno es fácil imaginar la vida de los misioneros en 1758, cuando se erigió la misión, que se encuentra en un pueblo pequeño a 35 km de Loreto y cuya atmósfera transmite paz.

Su construcción resalta por su tamaño, solidez y altura, además de ser la contundente protagonista del lugar.


| El olivo más longevo de América

No olvides tomarte una foto
en el olivo más longevo de América.
Un joya natural de la misión,
producto de la siembra de los misioneros.

| Las almejas chocolatas

¡Son un verdadero agasajo!

Los pescadores bucean para recolectarlas y llevarlas a las parrillas de Loreto donde se preparan con queso y mantequilla, a las brasas: ¡una delicia! No se puede decir que se visitó Loreto si no se comió un plato de este manjar.


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| Las ballenas, ¡emociones en grande!

Ver ballenas es en realidad una suerte de anzuelo que sirve para advertir y apreciar la abundancia de fauna y flora de Loreto y sus alrededores.

Uno de los puntos claves para el avistamiento es Bahía Magdalena. Aquí las pangas salen con todas las reglas de seguridad por espacio de entre tres a cinco horas en busca del avistamiento de la ballena gris.

Entre tanto, van apareciendo esteros, dunas y distintos tipos de paisaje entre el desierto y el mar. En este viaje pude ver gaviotas, águilas pescadoras y coyotes que se peleaban por un poco de comida (pescado) en la orilla sobre las dunas blancas.

Luego, ya en mar abierto, decenas de ballenas salieron al encuentro de nuestra tripulación: se acercaron a las pangas a jugar. Ser testigo de este espectáculo es indescriptible.

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| Un recorrido por territorio insular

Las islas que rodean Loreto
son un atractivo en sí mismo
que se puede apreciar en
los paseos en yate y kayak.

Las laderas de las montañas frente al mar aparecen frente a mi vista como si fueran notas musicales en una partitura, una suerte de sinfonía perfecta. No hay sonido y al mismo tiempo la melodía es el paisaje sonoro en medio de ese mar, rodeado de islas.

Y la experiencia, como los mejores chistes, se cuenta sola: al descender del yate o el kayak pude ver la diversidad de flores, de vestigios marinos, de fósiles, de cactáceas que habitan aquí desde tiempos inmemoriales, cuando el hombre quizá ni siquiera había imaginado que este tipo de paraísos podían existir. Hoy. Aquí.

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