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Aventura

Tapalpa, un tesoro en las montañas de Jalisco

Sorprendentes paisajes naturales, aventuras y secretos culinarios que solo el campesino mexicano posee, nos esperaban pacientemente.

Por: Benjamín Soto y Cristóbal de Alba Swipe

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Homesick
de Kings de Convenience
sonaba de fondo.

—¡Hey! ¿qué sucede? Parece que no estás aquí.

—Lo siento —contesté regresando la mirada del abismo como si volviera de un viaje interestelar.

Me puse a revisar los temas de contabilidad con los que tanto sufro en la oficina, mientras mis ojos rojos, mi espalda adolorida y muchas tazas de café me recordaban que yo no pertenezco a las junglas de concreto ni a las tablas de Excel.

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Me gusta Guadalajara,
pero necesitaba salir.
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Una novia, muchos amigos y un día festivo que se asomaba en el calendario era todo lo que ocupaba mi mente. Pronto tendría la oportunidad de salir de esta ciudad y no pensaba desaprovecharla; pero la dificultad de hacer un viaje igualmente atractivo para los románticos, los aventureros y los amantes del sazón, era un obstáculo que amenazaba con arruinar mi escapada.

—¡Tapalpa!

—¿Qué? —preguntó mi socio levantando la mirada de las hojas de cálculo. ¿De qué hablas?

—Perdón —dije al recordar que soy el único que escucha lo que pasa dentro de mi cabeza.

—Tapalpa. ¡Vamos a Tapalpa este puente! Es la alternativa perfecta para todos. Escucha con atención…

Y le conté el itinerario que con gran habilidad ya había armado en mi mente.

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|La ruta hacia la sierra

Aire en las llantas, gasolina en el motor, bicicletas en la cajuela y Jack Johnson en las bocinas: ¡estábamos listos para partir! Es sorprendente lo cerca que podemos tener lugares tan maravillosos sin haberlos visitado antes.

Después de una revisión rápida en Google Maps, la carretera libre — vía Atemajac de Brizuela— nos pareció la mejor opción. No sería la más cómoda ni la más directa pero transcurriría la mayor parte del tiempo por la sierra y eso era suficiente razón.

Era primera hora del viernes por la mañana y nosotros salíamos huyendo por avenida López Mateos rumbo a Colima, antes de la primera caseta nos desvíamos a Tapalpa libre para subir a la sierra por el camino de Atemajac. 118 kilómetros después vimos el tan esperado letrero: Tapalpa. Pueblo Mágico.

|Magia, historia y tradición

Tras pasar el señalamiento, se escucharon las campanas de la iglesia, como si el pueblo supiera que era momento de saludar a sus nuevos visitantes.

En el carro, cruzamos miradas y sonreímos, sabiendo que la experiencia había iniciado. Aquí estábamos, un grupo de amigos de todos los sabores y colores (deportistas, artistas, enamorados y viajeros), esperando ser cautivados por el encanto de este lugar que empezábamos a descubrir.

—¡Alto! —gritó Sofía
tomándonos a todos por sorpresa.

Frené el carro en seco,
preocupado por lo que indicara ese grito.

Apenas giré la mirada en busca de ella y
ya se había bajado.

En los asientos traseros comenzaron a reír, mientras yo, asustado y desconcertado, intentaba descifrar lo que pasaba.

—Son los tamales —dijo Juan Pablo entre risas. No pudo esperar más.

Y entonces recordé que una de las principales recomendaciones que llevábamos del pueblo era probar los famosos tamales de la Plaza Principal.

Volví a arrancar el auto para estacionarme cuando me percaté del inconfundible aroma de los antojitos mexicanos. En pocos segundos me quedé solo al volante. No los juzgaba, ese olor era para salir corriendo.

 

Instantes después nos encontrábamos todos juntos nuevamente, (atole de nuez en una mano y pastel de elote en otra) y nos relajábamos en las escaleras de la plaza mientras simplemente disfrutábamos del momento.

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Visitar Tapalpa es descubrir el estilo de vida de los pueblos de la sierra mexicana
, es saborear la amabilidad de la gente que, sin ninguna prisa, disfruta su día; es cautivarse por miradas profundas que se resguardan bajo el filo de un sombrero y perseguir acogedoras sonrisas que vienen acompañadas de carcajadas infantiles dándole vida al lugar.

Era nuestra primera tarde
y el objetivo ya se había cumplido.

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Repentinamente,
el estrés y acelerado ritmo de la ciudad
que me acechaba había desaparecido.
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La tarde se esfumó sin prisas y mientras los niños corrían de un lado a otro y los faros del pueblo se encendían, el cielo nos regalaba un mágico atardecer.

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|Hora de sudar

El primer día había transcurrido y la tranquilidad se respiraba en el aire, pero ninguna escapada de la ciudad está realmente completa sin un poco de aventura. El sonido de la cafetera lista nos avisaba que era momento de partir.

Seis bicicletas de montaña esperaban de manera impaciente ser llevadas a las veredas que, después de 30 kilómetros, conectan Tapalpa con el pueblo de Atemajac de Brizuela.

—¡Apresúrense, muchachos, apresúrense! —comenzó a arrearnos Diego impaciente.
A sus 28 años él ha recorrido, sobre dos ruedas, una gran cantidad de veredas de este país.

Lo miré de reojo y a pesar de que sus gestos se esconden detrás de una gran barba pude ver la emoción y alegría en su cara.

Estaba contento de que estuviera en este viaje y convencido de que era el mejor elemento para guiar la aventura.

—Parches, cascos y guantes son obligatorios, lo demás puede resolverse en el camino —nos dijo mientras arrancaba la camioneta.

—¡Ah! y no olviden llevar actitud, porque la van a necesitar.


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Treinta minutos después, pedaleábamos por las primeras secciones de esta ruta, adentrándonos en el bosque y poniendo a prueba los músculos.

¡Madre mía! La primera subida estaba frente a mí y no quedaba más remedio que disfrutar ese extraño momento cuando el dolor de las piernas se torna divertido. Después de la larga subida, llegamos al punto conocido como La Piedra Balanceada, allí paramos a recargar un poco de energía y a contemplar el paisaje.

De ahí en adelante el camino se volvió muy entretenido con técnicos y veloces descensos en caminos estrechos y hermosas vistas. En la más rápida y técnica de las bajadas me adelanté un poco para hacer unas fotos de Diego, quien en su bicicleta bajaba zumbando el camino, dejando una estela de polvo y el eco de lo que parecía ser Sail de Awolnation, su canción favorita para rodar.


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|Tirolesas, puentes colgantes y aventuras

Los más deportistas saciamos nuestro deseo de emoción, pero en la cabaña nos esperaba el resto de los amigos para vivir la adrenalina.

Nos dirigimos a Ekopark. Es de esos lugares donde para unos las actividades son extremas, mientras para otros no representan ninguna descarga de adrenalina pero encuentran diversión; en cualquier caso, todos en definitiva la pasan muy bien.

—¿De verdad? —preguntó Juan Pablo, un poco asustado
Cuando vio lo que parecían ser dos personitas caminando en el aire. Su miedo por las alturas ha hecho que me pregunte muchas veces dónde encuentra el valor para escalar y hacer estas actividades.

—Eso se llama Xtrechos Tour.
Es un recorrido entrelos árboles en los que se camina por cables de metal, tablones y redes a más de 20 metros del suelo –nos describió nuestro guía.

—No es para mí —replicó Juan Pablo y los demás reímos un poco.


|Caminatas para descubrirse

El último día llegó y como en todo gran viaje nos encontrábamos sensibles ante lo que sucedía en el entorno pero también en nuestro interior.

Con el deseo por la aventura satisfecho, destinamos lo que restaba de tiempo a caminar por varias zonas de Tapalpa y ponernos en contacto con la naturaleza.

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Nos cautivó el sonido de los arroyos, la fuerza de las cascadas y la belleza del inmenso Nevado de Colima a lo lejos, contrastado con las diminutas flores frente a nosotros.
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—No puedo creer que tengan todo esto tan cerca de casa. ¡Es un paraíso! —dijo Inez, quien con su aspecto holandés captaba la atención de los campesinos locales.

—¡Quiero caminar todo el día!

Y así fue. Un paso tras otro transcurrió nuestro último día, superando las expectativas: La Presa del Nogal, el Salto del Nogal, las Piedrotas, la Piedra Bola.


La misión se había cumplido, la escapada había sido un éxito y  todos regresamos contentos a casa a esperar el momento de vivir nuestra siguiente travesía

Fundadores y dueños de Zenith Adventure Media, Benja y Tobal recorren el país en busca de las rocas más fotogénicas, las montañas más místicas y las historias que merecen ser contadas.

zenithadventuremedia.com
FB: ZenithAdventureMedia
Instagram: zenith_am

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|Qué hacer

Tapalpa Ekopark
Es un un lugar adentrado en el bosque donde se puede realizar desde un recorrido entre diferentes puentes colgantes sobre los árboles, tirolesas, gotcha y otras actividades extremas.

ekopark.com.mx
Carretera a San Gabriel kilómetro 6.5,
Tapalpa, Jalisco.
Abierto los 365 días del año.
Entre semana, sólo avisar un día antes de su llegada.

 

DÓNDE COMER

Paulino’s
Allende 69, Centro.

Fonda Doña Pina
Centro. L-S de 8:30 a 21:30 h;
D hasta a 18 h.

Borrego al pastor
Uno de los platillos típicos de la región que no querrás perderte. Puede encontrarse en varios restaurantes, como La Culebra y Los Rústicos, ubicados a la entrada de Tapalpa.

 

DÓNDE DORMIR

La casa de Maty
Matamoros 69, Centro.
T. 01343 432 0189
lacasadematy.com.mx

Hotel La Casona
Capulín 54, Barrio del Salto
t. 01343 432 0552
hotellacasona.com

 

Buena Pesca
Visita la Presa El Nogal donde se practica pesca deportiva, nado en aguas abiertas, paseos en lancha y se puede acampar. Se localiza a solo 8 km de Tapalpa

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