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Bodas de destino

Un santuario para el amor

Hay lugares cuya magia alimentan los sentidos y este, en Valle de Bravo, es uno de ellos.

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Llegamos al Santuario, en Valle de Bravo, con muy altas expectativas y con el gran sabor de boca que nos había dejado la visita de hace un par de años años. Era una escapada de un par de días a un lugar lleno de calma, mucho verdor y con una agenda tentadora. ¡Cómo resistirnos! Así que emprendimos el viaje desde CDMX y llegamos ¨en menos de lo que canta un gallo¨.  Primer punto a favor: está muy cerca.

El lobby es muy lindo y da una probadita del lugar. Cristales, velas, madera, una vista imponente al lago y una montaña donde reposan las suites que nos alojaron.

Respirar aire puro, tranquilamente, es un lujo que aprendimos a valorar. Aquí eso es posible y es el comiendo, además, de un viaje espiritual repleto de gozo.


Un lugar con magia

A Michel, de Grupo Domit, le habían ofrecido la montaña donde hoy está El Santuario, pero él rechazó la propuesta. Sin embargo, en la meditación de esa noche, su padre, que había muerto cuando él tenía 12 años, no sólo le indicó que tenía que comprarla sino que sería la misión de su vida convertirla en un ejemplo mundial de convivencia entre el hombre y el medio ambiente.

Y es que no se trata de una montaña cualquiera: es de cuarzo y emergió hace más de 100 millones de años.

Desde entonces su fundador, y hoy de la mano del grupo hotelero mexicano Hamak Hotels, han desarrollado un espacio que exalta los sentidos.


Las habitaciones

Las suites del Santuario (64, por su identificación con los hexagramas del libro sagrado chino I Ching) son amplísimas y sorprenden incluso desde la puerta. Madera, agua (con una alberca privada que da al lago) y todo el confort necesario, harán de la estancia una experiencia magnífica.


La comida

El restaurante NA-HA es el dueño de una vista sin igual. De frente, el lago. En la mesa, creaciones del chef Alejandro Zuno con platillos regionales del centro del país. Una delicia total al paladar.

De noche, se convierte en uno de los spots más románticos del hotel. Hay que gozarlo y brindar con una copa de buen vino, porque la ocasión así lo amerita.

 

 


Spa + Temazcal

¿Un masaje relajante en pareja? ¡Siempre a favor! La magia de este spa encanta a quienes buscan conexión consigo mismo y dejar atrás los tormentos citadinos que tanto nos estresan.

Pregunten por la terapia de Sanación Profunda del Alma. En ella podrán manejar la energía interior que nos ayuda a la visualización de nuestro pasado, para sanar y analizar aspectos de nuestra vida, que han obstruido el flujo natural de nuestro río magnético. Además, un masaje a través de la iluminación de los ángeles, aceites medicinales y humo de copal que limpia las energías de vibraciones bajas llevándonos a una meditación profunda mientras el espíritu se alivia de cargas.

Mientras tanto, en el temazcal, el sonoterapeuta Osiris Heyerdahl, se encarga de una sesión inolvidable. A través de meditación, música y cantos ceremoniales logramos un contacto con nosotros mismos y con los elementos fundamentales de la naturaleza. Prepárense para llorar, reír y agradecer. Al final, un baño de agua en la cascada y un té delicioso en el jacuzzi caliente.

Y si les gusta meditar, cada mañana se organizan sesiones que te fascinarán.

 

 


El plan más romántico

Una escapada de un par de días (como la mía) o la mismísima boda: en el Santuario está todo dispuesto para un enlace a la altura de tus sueños. La propiedad tiene salones (hasta para 800 invitados), jardines y miradores que dominan el lago, todos ideales para dar el sí a tu manera.

Incluso, es perfecto para una micro wedding de destino con los más allegados. El amor va por parte de los novios y el encanto, es cortesía de la casa.

 

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